Argentina: algunos casos de condenas por homicidio sin cuerpo
Fuera del universo de los juicios por crímenes de lesa humanidad (Justicia Federal), no son tantos los antecedentes de condenas por homicidio cuando no aparecen los cuerpos de las víctimas. Éste es el objetivo del Ministerio Público Fiscal en el debate oral que está llegando a su fin en la justicia penal de Salta por el caso del turista francés Mathieu Martin, desaparecido en 2018. Los acusados son dos hermanos, que lo habrían matado y habrían ocultado su cadáver en un territorio inhóspito sólo controlado por ellos.
Algunos juicios finalizados en Argentina demuestran que, sin dar con el cadáver, se llega a condenas por el delito de homicidio. No alcanza con una confesión, ni con testimonios, ni con indicios, pero todo junto y con sentido, y descartando que la persona pueda estar viva, puede conducir a condenas.
Uno de los casos más famosos es el de Miguel Bru, el estudiante de Periodismo desaparecido. La justicia de La Plata dio por probado que lo asesinaron (después de torturarlo) en 1993 en una comisaría.
Otro caso es el de la bióloga suiza Annagreth Würgler (28), que desapareció en Talampaya, La Rioja, en 2004. A pesar de que fue intensamente buscado, su cuerpo no apareció. La justicia de La Rioja igual condenó por su homicidio al dueño de un hospedaje, que fue el último en verla; también lo complicaron algunos elementos hallados en su camioneta y algunos testimonios.
Roxana Núñez (28), oriunda de Málaga, fue vista por última vez el 1° de marzo de 2009 en el Conurbano bonaerense. La justicia de Lomas de Zamora condenó a tres personas por su homicidio, aunque el cadáver no apareció.
Erica Soriano (22), de Lanús. El crimen fue en 2010. Estaba embarazada. En este caso tampoco apareció el cuerpo y se dictó una condena por homicidio.
Beatriz Argañaraz (45), desaparecida en 2006. La Justicia de Tucumán condenó por su asesinato a dos mujeres en un juicio en el que no se pudo establecer dónde estaba el cuerpo de la víctima.
Marcela Mamaní (25). Desapareció en 2012. La Justicia de Salta dictó una condena por homicidio sin encontrar el cuerpo de la víctima.
Marcela Monzón. Desapareció en 2009 en Buenos Aires. Condenaron por homicidio calificado a su esposo, aunque éste nunca dijo dónde la enterró.
Stella Maris Pugliese. Desapareció en 2007 en Buenos Aires. La investigación demostró que un remisero la asesinó a golpes, la descuartizó y en una parrilla quemó su ropa y su cuerpo. Estaba embarazada. La condena fue a prisión perpetua.
Miguel “El Gaucho” Vera. Desapareció en 2001 en Villa Albertina, Córdoba. Condejaron a su hermano a 10 años de prisión sin haberse encontrado ni el cuerpo ni el arma con que lo mató. Antes de la sentencia el acusado confesó su autoría.
Nicolás Saurel (24). Desapareció en 2014. La Justicia de Mar del Plata dictó dos condenas por “secuestro coactivo agravado de muerte preterintencional”.
Daniel Solano. Desapareció en 2011 en Río Negro. Condenaron por homicidio agravado a siete policías; algunos de ellos también por vejaciones. El cuerpo no apareció.
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