Coronavirus: Argentina se une de a poco al barbijo obligatorio que debate el mundo
Aunque el gobierno nacional no lo recomienda para la población en general, siete jurisdicciones del inerior ya lo decretaron por su cuenta.
La controversia mundial por el uso masivo de mascarillas faciales o barbijos se reproduce a escala argentina. Anoche, la provincia de Salta se convirtió en la sexta del país en decidir su uso obligatorio, a contrapelo del criterio del gobierno de Alberto Fernández, que sigue a la Organización Mundial de la Salud (OMS) y no promueve su uso para la población general por ahora. Por videoconferencia, el gobernador salteño, Gustavo Sáenz, anunció que “el uso del barbijo será obligatorio en toda la provincia de Salta” a partir del lunes 13 de abril. Desde ese día, se estima, Fernández flexibilizará el régimen actual de aislamiento social y obligatorio.
El ministro de Salud de Fernández, Ginés González García, por ahora sigue la recomendación de la OMS: mascarillas sólo para el personal sanitario, los enfermos con coronavirus y sus cuidadores. “No es necesario para todos”, dijo Ginés a Radio 10. Sin embargo, ya antes de Salta se habían desmarcado de ese criterio nacional varias otras provincias. Primero lo hizo Catamarca, que lo impuso desde fin de marzo, y después se sumaron La Rioja, Jujuy, Santiago del Estero y Misiones. Todas decidieron por su cuenta el uso obligatorio del barbijo.
En La Rioja y Misiones la medida empezó a regir ayer. En Jujuy regirá desde el próximo viernes. En Santiago del Estero, como en Salta, desde el 13. Y en varias habrá sanciones económicas: Gerardo Morales, gobernador de Jujuy, ya anunció que el incumplimiento generará una multa de mil pesos.
En Corrientes, Chaco y Buenos Aires, según Télam, los gobiernos provinciales desaconsejan el uso generalizado del barbijo. A principios de marzo, el ministro de Salud de la provincia de Buenos Aires dijo que “no tiene ningún sentido”: el virus “no se esparce por los pequeños aerosoles de la respiración sino por gotas cuando se estornuda y no se tapa adecuadamente con el codo la boca” (Telam).
Pero en de su propio territorio Axel Kicillof ya tuvo una rebelión: el intendente de Zárate, Osvaldo Cáffaro, decretó el uso obligatorio de “barbijo o mascarillas para circular en la vía pública” en ese municipio del norte bonaerense, donde viven casi cien mil personas. La norma local zarateña entró a regir hoy mismo.
Al promulgar el decreto Cáffaro destacó que “existen experiencias en diferentes países que al haber implementado el uso obligatorio del barbijo en su población han podido reducir sustancialmente la cantidad de contagios” (agencia DIB). Coincide con lo que dijo el salteño Sáenz: “Son muchas las opiniones opuestas sobre el uso del barbijo y no estamos seguros si es lo mejor, pero hemos visto que en los lugares en los que se ha usado los infectados han sido mucho menos, como República Checa o Corea del Sur”.
Muchos países se están volcando a sugerir el uso generalizado de barbijos en toda la población, pese a las recomendaciones de la OMS, que ayer reiteró su postura. El director general, Tedros Adhanom Ghebreyesus, dijo: “Nos preocupa que el uso masivo de mascarillas (barbijos) por parte de la población general agrave la escasez para las personas que más las necesitan”.
No sólo los barbijos
Varios temas de la vida cotidiana se resuelven distinto según el punto del mapa aunque la cuarentena abarque a todo el país. Los negocios no cierran a la misma hora en todos lados. Los sirenazos que marcan el toque de queda cuando cae el sol no existen en todos los pueblos. El patrullaje nocturno con vehículos y Policía montada a caballo que controla la cuarentena en Resistencia, Chaco, no se ve en otras capitales. El sistema de distribución de personas para circular según la terminación del DNI que diseñó San Luis tampoco se expandió. Y la prohibición de circular los domingos que impuso Neuquén, menos.
En la propia provincia de Buenos Aires, al inicio de la cuarentena algunos intendentes decidieron bloquear los accesos a sus pueblos con montículos de tierra para impedir que entraran visitantes, en un desafío al gobernador Kicillof, que apostaba a controlar el movimiento sin llegar al extremo de blindar dejar localidades y dejarlas aisladas. Otros, más ambiguos ante la gran sensibilidad vecinal, mostraban a sus representados la intención de restringir la circulación vehicular, pero dejaban accesos libres para cumplir con el gobernador.
Y en este rompecabezas de reglas que se superponen en la geografía argentina hay también algunas piezas más delicadas, y son las sanitarias. Por ejemplo, la definición de caso sospechoso de coronavirus no ha sido igual en todas las provincias, y las normas que guían el manejo de los cadáveres en el contexto de esta pandemia –existen varias– tampoco. Esta heterogeneidad de métodos podría incidir en los números que perfilan el avance de la pandemia.
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