La pandemia en la Policía Bonaerense: casos confirmados y sospechosos, protocolos y falta de tests

Son 30.000 los agentes más expuestos al riesgo del virus en el despliegue operacional. Equipamiento, esquema de trabajo y falta de testeo intrafuerza.

Josefina López Mac Kenzie
6 min readApr 23, 2020

Un call center para contenerlos emocionalmente, un hospital de campaña para aislarlos, cinco protocolos para reordenar su despliegue territorial y malabares para diagnosticarlos. Así afronta la pandemia la Policía Bonaerense, una bomba de tiempo que no es ajena al temor de contagios masivos que envuelve a cárceles y hospitales, con 30.000 de sus casi 90.000 efectivos muy expuestos en la trinchera.

Un jefe de la plana mayor de la fuerza bonaerense asegura que hoy tienen “un par de decenas de casos sospechosos” y dos de covid-19 positivo, que son dos médicos legistas. Uno se desempeña en la morgue de La Plata y está internado. El otro es de Quilmes y fue asintomático, pero se autoaisló porque también es agente sanitario fuera del ámbito policial y había tenido contacto con casos sospechosos, y dio positivo.

La misma fuente –un comisario general que integra la mesa chica del ministro Sergio Berni y acepta conversar en off– sostiene que “ninguna tarea de prevención ni de investigación ha sido cesada” ante el avance de la pandemia y que, “en comparación con el abordaje que tuvieron otras agencias, no estamos peor”. Su argumento son algunas medidas que vienen tomando en el último mes, desde una mesa de crisis ministerial.

Asegura que dotaron a gran parte del personal con equipamiento “de barrera” (guantes, barbijos, tapabocas, máscaras y botas según cada área de trabajo). Estos insumos fueron en parte comprados por la Provincia y en parte, donados. También habilitaron una línea de teléfono a la que pueden llamar los policías en busca de contención psicológica o asesoramiento epidemiológico. Y aislaron preventivamente a 600 agentes: 150 por la edad y 450 porque tienen patologías de base que los hacen vulnerables. En su reemplazo, en calles hay policías sanos, pero muchos de ellos son jóvenes recién egresados y arrastran la fatiga del Operativo Sol, sin haber tenido descanso intermedio.

La situación es compleja. La Bonaerense encuentra su mayor potencia desagregada en unos 3.000 numerarios (a los que mueven fundamentalmente por el área metropolitana). Pero en total la llamada “fuerza efectiva” de la Policía provincial tiene unos 40.000 hombres y mujeres, de los cuales 30.000 conforman la población más expuesta al riesgo en la pandemia. El desafío es preservarlos del contagio sin que por ello flaquee el servicio de seguridad.

Hace un mes entraron en vigencia una serie de protocolos básicos para reorganizar el despliegue operacional. La clave en todos es la distancia de dos metros respecto de personas y de cadáveres –algo no tan fácil de cumplir en la tarea concreta– y la prohibición de subir a los móviles a posibles casos de covid-19. Pero abarcan otras pautas de higiene y técnicas para distintas situaciones, desde notificaciones domiciliarias hasta autopsias, pasando por desinfección de calabozos, detenciones, ingreso a viviendas de posibles fallecidos por la pandemia, la custodia de los 67 hospitales públicos (esto absorbe a 300 efectivos por día) y la de los bancos. Los protocolos consultados también contemplan la hipótesis de un motín durante la pandemia en comisarías, donde hay casi 4.000 detenidos.

Pocos tests para policías y presos

En la Bonaerense no hay un canal rápido para acceder a diagnosticar o descartar covid-19 entre sus miles de efectivos y en los detenidos que éstos custodian en calabozos. Así, los casos sospechosos se acumulan a la espera de un lugar en el circuito de laboratorios afectados al testeo; hoy los que reconocen las autoridades son “un par de decenas”.

Ante ese panorama se improvisan estrategias de aislamiento para los policías que se sienten mal o estuvieron en contexto con personas o con cadáveres sospechosos en los diversos escenarios que transitan. Para esto, la fuerza cuenta con una suerte de hospital de campaña que Axel Kicillof montó en la Escuela Juan Vucetich, en La Plata. Un grupo de siete agentes de Villa Fiorito ya estuvieron alojados ahí; el aislamiento es voluntario y se busca que los agentes vuelvan a la calle rápido.

Otro de los casos sospechosos y que revela más dificultades sucede en el municipio de Dolores, donde una oficial que empezó a tener síntomas compatibles con coronavirus el 12 de abril todavía no tiene diagnóstico. En el municipio de General Belgrano, donde ella revista, le hicieron un hisopado, pero la muestra resultó “no apta para su procedimiento” y el caso “fue invalidado por Epidemiología de la Provincia de Buenos Aires”, según informó la Secretaría de Salud Dolores ante el revuelo que causó la noticia en el pueblo.

Araceli Emmi quedó así en un limbo, y escribió en su Facebook: “Exijo que me hagan de nuevo el hisopado como corresponde y me responden que no están autorizados, que tengo que seguir aislada y si tengo temperatura avisar y ahí me van a hacer el hisopado. ¿Y si no tengo más ningún síntoma? ¿Y si me pasa algo y nadie hizo nada? Es una situación desesperante y nadie se hace cargo”.

Este caso sospechoso generó revuelo la semana pasada porque una defensora del departamento judicial Dolores presentó un amparo para impedir movimientos de policías, penitenciarios y bomberos en esa ciudad, y pedir que todos estos servicios se cubran con personal dolorense. Desde el Ministerio de Seguridad adelantan que su postura será negativa. “Pretender que no concurran a una ciudad si no viven ahí genera indefensión a los pobladores, que se quedarían sin personal para las comisarías o las autopsias. Parece una situación poco empática con el raciocinio humano”, dijeron.

Antes, el caso motivó al intendente de Pila, Gustavo Walker, a pedir en la Departamental Dolores, de la que depende, que retiraran a los agentes no oriundos de su municipio, adonde el virus no había llegado. En este caso, sin embargo, la respuesta sí fue favorable, y unos 40 efectivos de Pila fueron reubicados en el Conurbano.

El riesgo de propagación del virus preocupa en las filas que conduce el comisario general Daniel García. En 1871, la epidemia de la fiebre amarilla se cobró en pocos días 49 vidas –la mayoría, personal de bajo rango– en la entonces Policía de Buenos Aires, algo que está presente en la memoria institucional de los caídos en cumplimiento del deber.

Qué dicen los protocolos de actuación para la Bonaerense ante el Covid-19

-Todos los policías tienen que llevar elementos de protección para ellos y otras personas. Si se les acerca alguien sin barbijo en la calle le tienen que decir “enérgicamente”: “Señor/a, mantenga la distancia de dos metros”. Si la persona manifiesta algún síntoma compatible con el covid-19 le tienen que dar un barbijo y avisar a la Dirección de Prevención Ecológica y Sustancias Peligrosas o al sistema de salud (líneas 107 o 911), pero tienen prohibido subirla a los móviles.

-Overoles, guantes y barbijos profesionales, antiparras de seguridad, botas especiales, bolsas herméticas tipo ziplock, precintos y elementos de desinfección como lavandina, alcohol, cepillos, pulverizadores son parte de los elementos de bioseguridad que tiene que haber en toda la fuerza, según surge de los protocolos consultados. “No usar hipoclorito de sodio sobre las personas”, se remarca en uno de los protocolos.

-Al entregar notificaciones en domicilios, tienen que tratar de no usar su birome, pero tener a mano alcohol por si la gente no tiene lapicera propia.

-Al detener a alguien tienen que entregarle un barbijo; si la persona desobedece, deben reducirla usando la mínima fuerza posible y colocárselo igual.

-En las comisarías, los jefes tienen que garantizar que los subalternos se puedan higienizar y cambiar el uniforme cuando vuelven de los procedimientos y que todo residuo patogénico se deseche en el centro de salud más cercano.

-Uno de los protocolos incluye pautas para una hipótesis actual de motín en comisarías, donde hoy hay 4.000 detenidos.

-Otro protocolo se enfoca en la custodia de los 67 hospitales públicos de la provincia, que absorbe a 300 policías por día; éstos tienen que estar “equipados de igual forma que el personal médico especializado”, con elementos provistos por cada nosocomio.

-Para la Policía Científica –de al cual dependen los médicos contagiados con covid-19–, hay pautas para peritar viviendas y vehículos en este contexto. Las autopsias se hacen con medidas de bioseguridad especiales, aunque está en discusión cuán contagiosos son los cadáveres sospechosos de coronavirus; es decir, todos en esta emergencia. (Las morgues policiales no están alcanzadas por la resolución del procurador bonaerense, Julio Conte Grand, emitida por la pandemia, que deja a criterio de los fiscales si pedir autopsias o no, incluso ante casos de muertes en custodia).

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[Notas y artículos varios, escritos acá y en otros lados / @josefinalopezmk]

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