El cadáver de Johana Ramallo fue descuartizado y se acota el periodo para situar su muerte
Así lo sostuvo el jefe de la morgue policial al brindar testimonio en la causa del juez Adolfo Ziulu.
Ricardo Javier Grubisa es el médico que peritó en 2018 los restos NN hallados en Palo Blanco que, ahora se sabe, son de Johana Luján Ramallo. Citado como testigo en la causa que investiga las circunstancias de la muerte de la joven platense, Grubisa sostuvo que “se puede determinar una data de muerte aproximada de alrededor de nueve meses más menos 45 días” antes del examen de los restos, que él realizó el 23 de agosto de 2018.
En su declaración en el juzgado a cargo de Adolfo Ziulu, el testigo precisó que la exposición de los restos a “un medio de abundante humedad o líquido” dificulta establecer el tiempo que pasó entre la muerte y el momento del examen realizado en la morgue, pero sostuvo que, por determinadas características que presentaban los restos, es posible determinar aproximadamente esa data de muerte.
Con respecto a por qué el cuerpo apareció fragmentado, Grubisa fue contundente: “Muy probablemente el miembro superior, y sin lugar a dudas el miembro inferior, fueron desprendidos por la acción mecánica de un tercero luego de producida la muerte”. Explicó que “macroscópicamente, no hay duda de que el tejido no evidencia daño vital. Esto es, que nada de lo que se evidencia en los restos fue producido en vida”.
Como se sabe, en agosto de 2018 se produjeron dos hallazgos de restos humanos de mujer en la costa del arroyo de Palo Blanco, en Berisso. Primero, un pescador vio un miembro superior derecho y veinte días después, a tres kilómetros del primer hallazgo, un tractorista encontró un miembro inferior derecho. Aunque las pericias solicitadas por el juzgado para terminar de confirmar la identidad del miembro superior no concluyeron, el testimonio de Grubisa se refiere a ambos hallazgos, que al estar íntimamente relacionados entre sí fueron peritados por los mismos profesionales. Es esto lo que vuelve más incomprensible que todo haya tramitado de manera aislada en distintas fiscalías de la justicia provincial.
Grubisa, que se desempeña como jefe de la morgue policial de La Plata, estimó en su declaración testimonial que la mayor parte del tiempo post mortem y hasta momentos previos a ser encontrados, “los restos estuvieron en un medio sumamente húmedo o directamente, sumergidos”, a excepción de un sector del muslo que podría no haber estado sumergido en un momento relativamente cercano al hallazgo. También consideró “improbable” que el cuerpo haya estado congelado antes, y evaluó que, por la evidencia de la acción de fauna cadavérica y la presencia de hongos, “se descarta también la posibilidad del congelamiento hasta un momento inmediato o cercano al hallazgo”.
El examen de los restos se realizó en la morgue Roberto Ciafardo, la más importante de la provincia de Buenos Aires, que pertenece a la Policía Bonaerense y funciona en el predio del cementerio de La Plata. En el informe, incorporado a la causa por hallazgo de restos NN que tramitaba en la UFI de Marcelo Martini, bajo el control del juez de Garantías de Juan Pablo Massi, Javier Grubisa había indicado que los restos peritados llevaban aproximadamente de “45 a 60 días” en un medio húmedo, “al menos”. Su declaración actual, que acompañó con fotos digitales tomadas en su momento, amplía considerablemente ese plazo y conduce a pensar que Johana podría haber muerto entre septiembre de 2017 y enero de 2018.
¿Cómo murió Johana?
Las circunstancias de la muerte de esta joven platense que vivía en una enorme fragilidad social –padecía adicciones y ejercía la prostitución– y estaba desaparecida desde fines de julio de 2017 son el eje de la investigación desde que la pericia de ADN confirmó hace un mes su identidad en algunos de los restos hallados en Palo Blanco. La pesquisa es atípica para el trabajo habitual del juez Adolfo Ziulu, titular del juzgado Civil Federal N°2 de La Plata y subrogante del N°1, con competencia penal y electoral.
El equipo jurídico y político de la querella que impulsó el caso está convencido de que la desaparición seguida de muerte de Johana se originó en el accionar de una red de trata de personas para la explotación sexual. Por eso la causa pasó de la justicia provincial a la federal en septiembre de 2017, y se comenzó a investigar el caso en esa hipótesis. Fuentes calificadas de ese equipo sostienen que, ante la sospecha de al menos uno de los elementos que configuran el delito de trata -captación, engaño o explotación sexual-, la jurisprudencia indica que se debe seguir investigando bajo ese paraguas.
En la marcha realizada el pasado domingo 26 de mayo por las calles de La Plata se leyó un documento que afirma: “El 26 de julio de 2017, Johana Ramallo, que se encontraba en situación de prostitución, fue secuestrada por una red de trata, que opera en nuestra ciudad de manera impune y cuyos brazos se extienden en diferentes ámbitos de poder. Las líneas de investigación son claras”.
Este viernes 31 de mayo, a las 11, el abogado de la querella, Víctor Hortel, junto a Marta Ramallo, madre de la víctima, brindarán una conferencia de prensa en la sede de la CTA de los Trabajadores (calle 6, entre 46 y 47, de La Plata).
La causa no tiene imputados, y por el momento ni el gobierno nacional ni el provincial han vuelto a ofrecer una nueva recompensa de dinero a cambio de datos para esclarecer este crimen. Hasta principios de mayo estuvo vigente una oferta del programa nacional Buscar, por datos a cambio de información para dar con la joven. El giro que dio la causa hace casi un mes, al conocerse el ADN positivo, provocó conmoción y desconcierto. Quedó en evidencia una cadena de negligencias que hizo perder nueve meses de investigación.
(Esta nota se publicó en 0221.com.ar el 29/5/2019)
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