El testimonio de un geólogo ensombrece la esperanza de hallar a Mathieu Martin

Josefina López Mac Kenzie
4 min readNov 14, 2020

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[Apuntes del juicio oral contra dos hermanos de Iruya (Salta) por presunto homicidio simple y ocultamiento del cuerpo de Mathieu Martin. Semana 1].

La esperanza de hallar a Mathieu Martin, el turista francés (32) que desapareció en un paraje inhóspito guardado entre montañas en la prepuna de Salta, se ensombreció ayer con la declaración de un perito geólogo, quizá el testimonio más importante de la primera semana del juicio oral. Quizá el más duro.

Como se sabe, la investigación policial y judicial ha permitido reconstruir los últimos días de la víctima, en agosto de 2018, cuando transitaba una geografía casi inaccesible y aislada, en Salta.

No estamos en un lugar turístico, como la quebrada de Humahuaca o Iruya, aunque estemos dentro del departamento Iruya. Estamos en una zona mucho más alta, más fértil, más húmeda y neblinosa, extremadamente agreste, con parajes desperdigados, con pocos caminos formales y muchos accidentes geográficos abruptos, que incluyen subidas de hasta 5 mil metros, precipicios y laderas movedizas. Es la zona puente entre la aridez de la Cordillera y el ingreso a las yungas (semi selva); precisamente, dos regiones que la víctima quería unir a pie, se cree que antes de arrepentirse y encontrar su trágico final al toparse en Huacaloma con los hermanos Cuevas.

La víctima quería llegar de San Isidro a Orán por Isla de Cañas. Todo indica que, atento a sugerencias de lugareños que fue encontrando sobre la enorme dificultad que tiene su plan, desistió. La muerte lo encontró en Huacaloma (zona de Volcán Higueras).

Un rompecabezas de testimonios coincidentes de lugareños, colaboradores de la familia Martin y de ocho policías que en diciembre de 2018 obtuvieron la confesión brutal del presunto crimen (los uniformados afrontaron por esto un juicio por apremios ilegales; salieron absueltos) ubica las circunstancias como pocas veces ocurre.

Los propios acusados contaron a los policías, con detalles escabrosos, quién hizo qué (Juan Cuevas lo habría apuñalado y empujado), cómo, cuándo y dónde (los guiaron al precipicio). Cómo planificaron el descarte del cuerpo (bajaron con ellos a cavar toda una tarde en el sitio de supuesto enterramiento). Y también el motivo del crimen: “De tonto que soy”, habría dicho Juan Cuevas, tomándose la cabeza, antes de quedar detenido con su hermano Froilán.

Además, los investigadores recuperaron indicios de la víctima en el entorno de los acusados. Y su ADN en una pulsera.

Pero el cuerpo no apareció, a pesar de un enorme despliegue de fuerzas de seguridad provinciales y nacionales, con expertos en minería y perros, y también con el Ejército. Este trabajo lo pusieron en valor ante los jueces uno de los policías y el geólogo jujeño y profesor de la Universidad Nacional de Salta Reinhold Weigert.

El testimonio de Weingert es muy relevante. Él colaboró en la búsqueda de Mathieu y elaboró un informe técnico profesional. Ahora ofreció una descripción híper pormenorizada de la geografía allí donde habría sido muerto y enterrado el turista, que acompañó con imágenes cartográficas. Habló de un lugar “absolutamente inestable [como apilar ladrillos sin amalgama, ilustró] y peligroso”, objeto de fenómenos geotorrenciales frecuentes “absolutamente destructivos”, que pesan como bloques de hormigón.

Por todo esto, preguntado sobre la presunción de que haya algún cuerpo en el punto indicado, dijo: “Esto no va a ocurrir. Estos fenómenos lo que hacen es cada vez más sepultar y presionar. Y si remueven un cuerpo, es macerado y destruido”.

El experto dijo que quienes trabajaron en la búsqueda aquel verano pudieron haber perdido la vida. Y que retomarla sería una labor titánica en recursos técnicos y humanos. Los caminitos o huellas son para ir de a uno (dan al precipicio), y sería difícil encontrar una roca de donde sostener a una persona que baje, explicó. “No encontrarían un cuerpo”, remarcó, y descartó que en esa zona haya “un río” al que puedan fluir los cuerpos, como cree un baquiano que declaró antes.

El geólogo llenó de contenido técnico lo que contaron los policías que cavaron toda una tarde de diciembre, en la neblina, después de que los propios Cuevas -lugareños con adicción al alcohol y aparentemente ligados a una trama de otras dos muertes- marcaron el lugar. Dijeron que cavaban un poco y todo el cerro se les venía encima. “Era imposible”.

Su extenso testimonio -quizá el más duro de la semana, que comenzó con la declaración de los padres y la hermana de la víctima, quienes anhelan encontrar a Mathieu- fue escuchado en la Sala de Grandes Juicios salteña por los jueces Guillermo Pereyra, Mónica Mukdsi y José Luis Riera; los fiscales Ramiro Ramos Ossorio y Pablo Rivero; la querella de la familia Martin (encabezada por Matías Adet, con Maximiliano Schanz), el defensor Pablo Tobio; y los ascusados, uno de ellos presente en la sala y otro de forma virtual. Por el momento, comparten el mismo abogado.

En la apertura del juicio, Ramos Ossorio acusó a los hermanos Cuevas por la muerte de Mathieu y dijo: “La decisión de hacer desaparecer su cuerpo añadió un sufrimiento adicional a sus familiares, que hoy no lo pueden velar”.

Barreras culturales

Sala de Grandes Juicios. A la izquierda, sentado de frente al tribunal con camisa azul y barbijo blanco, el acusado Juan Cuevas.

La capacidad de adaptación de los funcionarios para concretar y sostener la teatralidad que implica la instancia oral ante complejidades culturales y tecnológicas, y traducir estas lógicas a ciudadanos que no están familiarizados con ellas se destacó en la primera semana. Numerosos pobladores de parajes iruyenses (pastores, campesinos, jornaleros, amas de casa) fueron trasladados a Salta en un esfuerzo propio y de la Justicia: es muy lejos, viven en otro contexto y algunos nunca salieron de su pago ni participaron de un juicio.

Además, se tomaron testimoniales por teléfono celular en altavoz y por Skype, en Argentina y en Francia. Y ciertos baches que asoman en la comunicación entre testigos y funcionarios (regionalismos, pero no sólo eso) fueron recogidos de forma amigable y eficaz por el juez Pereyra y el fiscal Ramos Ossorio, en un juicio donde las barreras culturales son parte de la fibra.

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Josefina López Mac Kenzie
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Written by Josefina López Mac Kenzie

[Notas y artículos varios, escritos acá y en otros lados / @josefinalopezmk]

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