Pandemia, sed y sumarios: el combo que acorrala a los qom de Formosa
Las reglas de la cuarentena, la sequía y la manipulación política profundizan la crisis humanitaria de los pueblos indígenas. En algunas zonas no consiguen agua para higienizarse y vivir, ni vías para reclamarla.
La idea de que la cuarentena empeoró problemas crónicos del país encuentra su pico en Formosa, donde comunidades indígenas que no acceden al agua potable son castigadas por reclamarla en plena pandemia. La situación es desesperante y absurda. La lucha contra el covid-19 impone mayores medidas de higiene, pero cuando los aborígenes se organizan para pedir agua se activa un esquema local de sanciones que fue creado para frenar la propagación del virus.
Así ocurrió en La Primavera, una comunidad de la etnia qom ubicada en el oeste formoseño, a la altura del km 1340 de la ruta nacional 86, donde la red de agua potable no funciona. Todo se agrava con la sequía, que redujo las lagunas y los esteros de donde los pobladores extraen agua para suplir la falta de red.
Desesperados, hicieron una asamblea a campo abierto, para planificar cómo más pedir ayuda estatal para este drama, que hoy afecta a unas 150 familias. Como respuesta, uno de los asambleístas recibió una citación policial: le habían iniciado un sumario donde se le imputan supuestas faltas contra la salud pública, la sanidad y la higiene.
Se trata de tres artículos nuevos, incorporados al Código de Faltas de Formosa en junio, durante las sesiones virtuales de la Legislatura, a partir de un proyecto presentado por el gobernador Gildo Insfrán. Los artículos 145, 146 y 147, que contemplan sanciones de entre 10 y 60 días de arresto para infractores de los protocolos sanitarios, dan cuerpo al sumario abierto ahora contra Héctor Alonso.
“Pedimos el agua que tanta falta nos hace para beber, cocinar, lavar las ropas, bañarnos. Y principalmente para cumplir con lo que tanto escuchamos del gobierno: lavarnos las manos y de esa forma evitar la propagación del coronavirus”, dijo Alonso al portal Naineck Prensa Digital.
También salió al aire por una FM donde contó que estaban “en estado de alerta ante la falta de respuesta” del Servicio Provincial de Agua Potable (SPAP) Laguna Blanca. Y ahí llegaron los problemas: no sólo el sumario por las tres supuestas contravenciones, sino también un ataque a su hermano.
Carlos Alonso, de 20 años, iba en moto por la ruta 86 cuando dos personas lo pararon y lo persiguieron monte adentro, hasta que tropezó con un pozo.
Lo alcanzaron, lo golpearon, le sacaron la ropa y le mostraron en Whatsapp una foto de su hermano en la asamblea. Le dijeron: “Ustedes están mintiendo, el gobierno los privilegia con vivienda, agua, mercadería, luz, y ustedes se quejan. Por culpa de esta denuncia que está haciendo tu hermano vas a pagar vos”. Carlos se desmayó, pero sobrevivió.
Desde Buenos Aires, el referente qom Félix Díaz dice: “Ellos estaban reunidos. Cumplir las reglas sanitarias es imposible, porque no hay nada. El decreto dice aislamiento obligatorio, y que tenés que lavarte las manos, tener agua, jabón, alcohol, tapabocas. ¿Y al indígena lo obligás a seguir estas reglas? No tiene para comer, no tiene agua, no sabe lo que es trasladarse con permiso y no tiene los medios. Y encima los sancionan por pedir agua, que es elemental”.
Agrega: “La mayoría de los indígenas son analfabetos. Tenés que tener tiempo para poder traducir al idioma esta propaganda del Covid19. Además, muchos hermanos se están muriendo en sus territorios de hambre, sed y otras enfermedades, como neumonía, TBC, cáncer. Y no los atienden porque están atentos a este coronavirus”.
“No somos marca de nadie, somos seres humanos y nos merecemos tener agua”
Los tres municipios que rodean a La Primavera (Laguna Blanca, Laguna Nainek y Siete Palmas) suelen repartir agua. Algunos pobladores tienen un pequeño reservorio, tanques o una cisterna, y otros sólo algún balde o bidones para juntarla. Pero según Félix Díaz, esa provisión sigue lógicas políticas: “Tienen que ser peronista y compañeros. Si no, no te llega el agua”, asegura. “El puntero indígena que va a reclamar tiene que decir a quién es leal y que vota peronismo. Los intendentes señalan quién es macrista, de la UCR o Cambiemos, quién es enemigo. El indígena entonces no tiene a dónde canalizar sus reclamos y se resigna”.
En el mismo sentido, en La Primavera se quejan porque, aunque su déficit de agua es histórico (es uno de sus reclamos recurrentes cuando cortan la ruta), no les llega agua de un complejo hídrico que inauguró Insfrán hace dos meses a cinco kilómetros de la comunidad. Ese sistema alimenta una planta potabilizadora en Laguna Blanca y distribuye agua dulce en unas 10.000 hectáreas de la zona.
La semana pasada, el Ministerio de Agricultura, Ganadería y Pesca de la Nación declaró el estado de emergencia y/o desastre agropecuario en Formosa, según la Resolución Nº 201/2020, publicada en el Boletín Oficial. La sequía viene desde el verano y la situación es aguda. Díaz señala que tampoco encuentran eco en los movimientos sociales: “Yo hablé con el Chino Navarro y me dice que hay que esperar, que hay otros problemas urgentes, que intentan frenar usurpaciones en terrenos privados”.
“Pero el Estado tiene que garantizar nuestros derechos con participación y diálogo. Hay legislación y no tenemos por qué estar mendigando. Muchos pueblos indígenas no tienen nada y están aislados por una medida política del estado nacional, provincial y municipal –completa Díaz–. Todo esto me produce tristeza. No tenemos dónde canalizar los reclamos. Tenemos que tener agua, salud, trabajo, garantías jurídicas. Pero si no somos de una línea política nos marcan como si fuera que somos animales. No somos marca ni producto de nadie, somos seres humanos, sujetos de derecho, y nos merecemos tener agua”.
En la provincia de Formosa viven cuatro pueblos indígenas. Los qom, los pilagá, los wichí y los nivacle. De todos, este último es el más ignorado. Sus pobladores llegan a ser “NN”. En muchos casos no tienen DNI ni reconocimiento alguno para el Estado. Sus aldeas están sobre la ruta 86, que es fronteriza entre Paraguay y Argentina. El Estado argentino los cree paraguayos y el paraguayo, argentinos.