¿Qué hicieron con Johana Ramallo?

Josefina López Mac Kenzie
3 min readMay 25, 2019

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La foto es de María Laura D’ Amico (La Plata, 2017).

¿Cuándo, dónde y cómo murió Johana Luján Ramallo? ¿Quién o quiénes descartaron su cuerpo? ¿Por qué fue encontrado en fragmentos?

Las circunstancias de la muerte de esta joven platense que vivía en una enorme fragilidad social y estaba desaparecida desde fines de julio de 2017 son el eje de la investigación desde que una pericia de ADN confirmó hace un mes su identidad en restos hallados fortuitamente en Berisso en agosto de 2018.

La pesquisa es atípica para el trabajo habitual del juez Adolfo Ziulu, titular del juzgado Civil Federal N°2 de La Plata y subrogante del N°1, con competencia penal y electoral.

El equipo jurídico y político de la querella que impulsó el caso está convencido de que la desaparición de Johana se originó en el accionar de una red de trata de personas para la explotación sexual. Es por eso que la causa tramita con esa carátula desde septiembre de 2017, cuando pasó del fuero provincial al federal.

Fuentes calificadas de ese equipo que acceden a conversar en off sostienen que, ante la sospecha de al menos uno de los elementos que configuran el delito de trata -captación, engaño o explotación sexual-, la jurisprudencia indica que se debe seguir investigando bajo ese paraguas.

Pero la investigación se centra en las circunstancias de una muerte. En las últimas semanas, el juzgado avanzó con diligencias para descartar que existan en la órbita de la justicia provincial otros hallazgos de restos de “NN” que pudieran estar ligados al caso; citó a personal de la Policía Científica que trabajó en pericias en agosto de 2018; y cumplió con rastrillajes en Palo Blanco, Berisso, para dar con más restos humanos u otra evidencia asociada (por ahora, los resultados fueron negativos). La causa no tiene imputados.

También se dispusieron pericias para confirmar si son de esta víctima restos obtenidos por otro hallazgo fortuito, íntimamente asociado al caso. Se trata del miembro superior derecho de una mujer encontrado por un pescador veinte días antes de los restos ya identificados, a tres kilómetros de aquéllos. Contiene huellas dactilares que no se asociaron antes a la búsqueda de una persona desaparecida.

Camino a Palo Blanco, Berisso, provincia de Buenos Aires. La zona es costera y solitaria, con pocas familias residentes, algunos pescadores y mucha vegetación. El descarte de autopartes y basura es típico del lugar.

Los peritos que trabajaron en la morgue policial de La Plata en agosto de 2018 informaron que los restos de Palo Blanco llevaban entre 45 y 60 días en un medio húmedo; por lo menos. La muerte de Johana tendría que haberse producido entonces en un punto situado entre junio de 2018 y fines de julio de 2017.

Por aquellos días, una cámara de seguridad captó a Johana en una de las zonas rojas de La Plata. Por eso partirá desde allí una marcha convocada por su madre, Marta Ramallo, que pide “verdad, justicia y memoria”, “basta de trata y de femicidios”. La concentración será el próximo domingo 26 de mayo a las 16, en la esquina de la Avenida 1 y 63.

El giro que dio la causa hace casi un mes, al conocerse el ADN positivo, provocó conmoción y desconcierto. Emergía una truculenta cadena de negligencias que habían hecho perder nueve meses de investigación.

Los hallazgos de restos habían salido hasta en Crónica y rastrillajes complementarios aportaron ropa, pelo y el DNI legible de un varón. Pero todo tramitó aislado, por un circuito que resulta confuso. Johana estaba oculta en la burocracia, y algunos de sus restos sin nombre, en la misma comisaría donde dos lugareños reportaron hallarlos en agosto de 2018.

La foto es de María Laura D’ Amico (La Plata, 2017).

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Josefina López Mac Kenzie
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Written by Josefina López Mac Kenzie

[Notas y artículos varios, escritos acá y en otros lados / @josefinalopezmk]

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